Inteligencia Artificial: potenciador de la capacidad humana

El continuo desarrollo de la inteligencia artificial trae consigo grandes avances, así como nuevos desafíos. Aquí te contamos por qué es un aliado clave.
Foto: Asimo, el robot humanoide creado por HONDA

La vorágine de los tiempos modernos ha acostumbrado a las personas a vivir el progreso tecnológico como algo cotidiano. Por cada día que pasa, más innovaciones son lanzadas al mundo y otras tantas quedan obsoletas. Por ende, la posibilidad de acostumbrarse al cambio es escasa y el ser humano debe adaptarse a la continua incertidumbre.

En lo que respecta a las nuevas tecnologías, esa realidad no es ajena. Cuanto más avances se logran, numerosas son las voces que transmiten su preocupación por la dependencia que generan. Sobre todo al hablar de inteligencia artificial (IA) y el temor a que algún día domine a la humanidad. Algo así como el sistema SKYNET de la saga Terminator o las máquinas malvadas de MATRIX.

Esas premisas han logrado que se extienda cierta resistencia ante las máquinas o la tecnología. Se genera, entonces, una disputa simbólica de “hombre contra máquina”, como define Ben Jones, director creativo global de Google; una postura poco práctica, porque “deberíamos ver a la tecnología como una oportunidad para llevar nuestra creatividad al siguiente nivel”.      

Tecnología para potenciar rendimientos

No reconocer que la tecnología (sobre todo la inteligencia artificial) es un aliado poderoso, es negar la realidad. Sin embargo, es el modo en que se decida utilizarla lo que determinará su valor. Si se opta por dejarla hacer todo el trabajo, está claro que desplazará al ser humano. Si se la explota como complemento, ayudará a optimizar rendimientos.

La inteligencia artificial “es capaz de identificar patrones que ayudarán a definir nuestras ideas creativas”, asegura Jones. Por otro lado, destaca “su capacidad de automatizar a gran velocidad y escala ciertas tareas que ya realizamos nosotros. Lo que nos ahorra tiempo y mejora los resultados”. Dos valores que se complementan con “la capacidad de reunir miles de datos para potenciar la expresión creativa”, concluye.  

Saber lo que la IA es capaz de hacer bien, también ayuda a definir qué es lo que aún no domina. En tales casos, el ojo humano sigue siendo necesario para patentar su visión creativa y que la máquina aprenda.    

Inteligencia artificial: el complemento necesario

Contar con una herramienta tan potente como la inteligencia artificial resulta esencial en los tiempos modernos. Su capacidad para ordenar y reconocer ciertos patrones a gran escala facilita la organización y el trabajo. Sobre todo si se tiene en cuenta los inmensos flujos de datos que se recolectan a través de internet.

Delegar el análisis masivo a estas tecnologías, permite a las personas centrar su trabajo en las conclusiones. Es ahí donde el complemento entre ambas partes mejor se nota. Mientras la máquina organiza y jerarquiza la información, el ser humano genera nuevos conocimientos.  

No obstante, jamás debe perderse de vista que la inteligencia artificial está dando recién sus primeros pasos. Por ende, no pueden atribuírsele responsabilidades más allá de sus capacidades. Esto quiere decir que si bien es infalible detectando y resaltando patrones, son las personas las que deben interpretarlos.

Por ejemplo, cuando un comentario negativo es expresado mediante el sarcasmo, difícilmente la IA lo detectará como malo. Es ahí donde la persona intercederá para interpretar el tono y mediante machine learning se lo inculcará a la máquina.

La tecnología puede sacar importantes conclusiones, aunque solo a partir de ciertos cruces de datos o información. Su lógica, en resumen, responde a la mera matemática y estadística. La posibilidad de generar insights de valor sigue siendo una condición exclusivamente humana.  

La agilización de los procesos es otro beneficio que brinda la IA; sobre todo cuando se  desea saber cuáles son los mejores productos para determinados segmentos de la audiencia. Lo que antes se resolvía en semanas mediante tediosos focus groups, hoy se soluciona en minutos gracias a la tecnología.

Sophia, la robot

Creatividad sin límites

La creatividad es la única herramienta humana que no tiene límites. Sin embargo, su potencial puede ser aún mayor si se la vincula con la inteligencia artificial. Sería de gran utilidad contar, por ejemplo, con una herramienta que aconsejara cual es la mejor estructura narrativa para transmitir un mensaje.

Del mismo modo, entender las tendencias creativas a partir de un estudio de mercado también aportaría nuevos conocimientos. Incluso la IA sería capaz de hacer preguntas que a la mente humana ni se le ocurren, con un nivel de especificidad mucho mayor. Contando con ella, en conclusión, las posibilidades serían infinitas.

En todo momento, la incidencia de la inteligencia artificial está regulada por la mente humana. Como antes se destacó, la tecnología llega hasta donde los individuos le permiten. Por el momento, existe para ahorrar tiempo y mejorar la dinámica de trabajo. No obstante, ese valor agregado como la empatía o la conexión emocional son valores que solo la naturaleza humana es capaz de transmitir.

No habrá futuro apocalíptico en la medida que el ser humano sea capaz de ver esa tecnología como su aliada y no como una esclava. Los avances están para mejorar la calidad de vida, no para resolverla. Si sabemos verla como auxilio y la potenciamos como amerita, las posibilidades de crecimiento recíproco serán incalculables.  

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